Personas desplazadas y refugiadas

El Tapón del Darién, en la frontera entre Colombia y Panamá, es una de las rutas migratorias más peligrosas del planeta. Durante los cinco días que dura su travesía por la selva, menores y familias quedan expuestos a múltiples formas de violencia, incluyendo abuso sexual y explotación, falta de agua potable y alimentos, ataques de animales salvajes y ríos desbordados. La OIM trabaja con Panamá para brindar asistencia humanitaria, protección e información a estas personas cuando más lo necesitan.

La Asociación Pueblos con Futuro identifica familias refugiadas y migrantes interesadas en vivir en el medio rural y conecta con pueblos de España que buscan incrementar su población. A cambio, ofrece oportunidades laborales y un proyecto de vida. Desde que se inició este programa hace tres años, unas 20 familias se han instalado en más de una docena de pueblos de este país europeo.  

Cuando Javier se enteró de que él y su familia abandonarían Venezuela, enseguida supo lo que más añoraría. No sería su escuela, ni sus amigos o abuelos. Sería el béisbol. Hoy, gracias a un club de Lima, Javier puede seguir practicando su deporte favorito. Se trata de un centro, apoyado por ACNUR, que ofrece a jóvenes refugiados y migrantes venezolanos una oportunidad para cumplir su sueño.

Personas heridas, traumatizadas y desplazadas; nadie ha salido ileso de la invasión rusa en Dnipro, al sureste de Ucrania. En este reportaje, ACNUR te acerca las historias de seis personas cuyas vidas la guerra ha cambiado para siempre. Este es el caso de Tamara (en la foto) de 89 años, y su hijo Volodymyr, de 60. Evacuados tras soportar meses de bombardeos en la provincia de Donetsk.

Entre los 1,5 millones de refugiados y migrantes venezolanas en Perú, hay personal médico y de enfermería que quiere ayudar. “Lo que buscábamos era que las personas se fueran vacunadas a sus casas,” recuerda la enfermera Edixioney. Sus colegas le atribuyen haber suministrado la mayor cantidad de vacunas COVID-19 en todo Lima Norte, un distrito empobrecido de la capital peruana.

Cada día, unas tres mil personas venezolanas llegan hasta Brasil huyendo de la inestabilidad política y la pobreza. Pero las dificultades no terminan al otro lado de la frontera. En los mejores casos, esperan hasta cuatro meses para ser trasladados a distintas partes del país. En otros casos, como les sucede a miles de indígenas, tienen que permanecer en campamentos durante largos y solitarios periodos.   

Yash escribe a su abuelo refugiado, ahora fallecido, a quien llamaba cariñosamente Dadu. En 1947, durante la partición de India, Dadu huyó de su hogar, situado en la actual Bangladesh (en). Yash, quien vivió con su abuelo casi toda su vida, recuerda el tiempo que pasaban juntos viendo comedias románticas y soñando con el futuro.

Sarah nos sonríe en su casa, situada en un edificio viejo, en un vecindario pobre y hacinado de Beirut, la capital del Líbano. Hoy porta un vestido blanco y un collar de perlas de plástico. Sarah nació sin el antebrazo izquierdo, pero es tan alegre y feliz como cualquier otra niña de su edad.

La comunidad internacional ha sido incapaz de resolver los conflictos y el resto de las causas que han obligado a más de 100 millones de personas a huir de sus hogares en las últimas décadas. Esta incompetencia, combinada con la emergencia climática, el aumento del costo de vida y la recesión económica, hace que las perspectivas del desplazamiento mundial en 2023 sean poco alentadoras. Es este texto, ACNUR echa un vistazo a las situaciones más críticas para los refugiados este año.

Al caer enferma de niña, Linda Sarmento quedó incapacitada para caminar. Pese a ello, Linda estaba determinada a ir a la escuela y de adulta logró encontrar trabajo.

Después de tener que salir de Venezuela, la joven Yenmany encontró un equipo de fútbol inclusivo con mujeres refugiadas LGBTIQ+ donde ahora puede anotar goles, acercándose así a su sueño de jugar un Mundial.

Cuando Rusia comenzó su invasión a Ucrania a finales de febrero de este año, Kateryna huyó a Polonia con sus dos hijos, Mykyta y Matviy.

El Premio Nansen para Refugiados de ACNUR honra a individuos, grupos u organizaciones que hacen cosas extraordinarias para los refugiados, apátridas o desplazados internos.

Cuando la bomba ya no podía contener las inundaciones que sumergían la única carretera del campamento de Bentiu para personas desplazadas internas, las mujeres tomaron cartas en el asunto. Unas 500 se adentraron en el lodo armadas con cubos y empezaron a sacar el agua de la carretera por encima de los diques de tierra.

Solenn, nacida y criada en Francia, nunca había visto a su padre - un refugiado de Irak - hasta un día que cambió su vida hace un año. Tras profundizar en su historia y en la de millones de personas como él, decidió volver a la universidad y estudiar derecho de los refugiados. Esta es la carta que le ha escrito: "Una vez me sostuviste en tus brazos y luego desapareciste".